En Mar del Plata existen unos 300 profesionales del rubro nucleados en unas 10 empresas. El promedio de edad es de 29 años por lo que aseguran que hay un gran potencial.
Algunos sueñan con ser futbolistas, otros con diseñar video juegos. Joao “Jojo” Batista integra la segunda categoría, ya que a los 33 años logra vivir de lo que le gusta y soñó desde chico: ser diseñador de videojuegos. Desde “Bigfoot”, junto a sus socios Germán Sánchez y Gastón Claret, desde hace casi una década crean videojuegos que son usados y aclamados en todo el mundo.
En Mar del Plata, según datos oficiales aportados por la dirección de Economía del Conocimiento de la comuna local, existen unos 300 profesionales del rubro nucleados en unas 10 empresas. Un “start” con amplio potencial considerando la juventud de la industria, cuyos integrantes promedian los 29 años.
“Desde muy chico quise hacer juegos, así que aprendí programación por mi cuenta y me enseñó un poco mi viejo -contó a LA CAPITAL “Jojo”-. Así que terminé la escuela y me fui a Tandil a estudiar Ingeniería en Sistemas, me falta la tesis, pero ya está”.
Así fue que empezó a trabajar por su cuenta junto a un amigo, Gastón Claret, haciendo juegos “chiquitos, ya que nos contrataban como programadores. Después empezamos a necesitar arte, música, diseño, otras cosas, así que siempre con la idea de hacer juegos propios comenzamos a armar equipos”, reseñó. De esa forma se sumó como socio el diseñador gráfico Germán Sánchez.
Hoy, completamente profesionalizados, cuentan con equipos interdisciplinarios diseminados en distintas partes del mundo, con los que crearon un centenar de juegos en sociedad con ZeptoLab (un “big player” del sector), incluso muchos basados en series como Doctor Who.
Ayuda
Otro de los casos es el de Whiteboard Games, creada en marzo 2021, “el mismo mes en que nos graduamos”, contó Luciano Musella, que junto a sus socios Franco Hernández, Darío Carbonell, Matías Balderrama e Ignacio Soraires formó la compañía partiendo “del trabajo final que teníamos que hacer para la última materia y graduarnos”, después de estudiar Programación de Video Juegos en la Escuela Da Vinci.
“El juego tenía que ser lo suficientemente bueno como para venderlo -reseñó Luciano- y nos lo tomamos literal. Cuando lo terminamos nos preguntamos ¿por qué no lo seguimos?, pero necesitábamos mucha plata, buscamos ayuda y dimos con Neutrón”.
El proyecto le gustó tanto a la aceleradora del marplatense grupo Núcleo que “nos propusieron darnos recursos para una compañía de juegos. Y acá estamos”, celebró el diseñador.
El juego en cuestión, el primero hasta ahora completamente desarrollado y comercializado, “I see red” es de “acción y el jugador toma el rol de un forajido que perdió todo y sale a buscar venganza. Veo todo en color rojo y el resto en blanco y negro, como si no estuviese ahí y el objetivo es descubrir lo que le pasó para estar ahí”.
Actualmente, Whiteboard Games tiene en producción tres juegos más, trabajado por un equipo interdisciplinario integrado por “30 profesionales veinteañeros”.
“Nosotros seguimos alucinados por lo que pasó con Neutrón, estaremos agradecidos eternamente”, contó Luciano, que encabeza el equipo que trabaja de manera remota con integrantes diseminados por todo el país e incluso en el exterior.
“Para mí es el sueño del pibe -analizó-. A los 3 años me trajeron mi primera consola y desde entonces no paré de jugar. El hobby se convirtió en pasión y ahora en carrera”.
Generación
La creación de los videojuegos puede tener dos grandes patas: “Tenés un cliente o varios que te dicen ‘quiero un determinado juego’, eso hicimos al principio, o podés generar el producto con tus propias ideas, que significa hacer el juego que querés. Lo ponés en el mercado y si le gusta a la gente lo compra y eso es nuestro sustento”, explicó Jojo.
Actualmente, Bigfoot está trabajando con “empresas de Estados Unidos, haciendo juegos con ellos, y esos pueden tener billones de ‘bajadas’. Según el contrato podés tener un porcentaje de las ganancias o no”, develó.
El tiempo de producción de cada juego varía de acuerdo a la complejidad que implique. “En un principio hacíamos un juego por semana, pero eran simples -describió “Jojo”-. Hoy nos puede llevar un año y medio, porque son más serios, con más contenido, el estándar de calidad es mucho más alto”.
Mar del Plata está entre las ciudad de Argentina con mayor desarrollo de esta industria, como Capital Federal, Córdoba, Mendoza y Bahía Blanca.
“La comunidad de Mar del Plata creció un montón -señaló – aunque no creció a la par de las empresas que salieron de acá”. Una de las trabas que enfrentan son el cepo cambiario (todos cobran en dólares en el exterior pero al cambio oficial) y la falta de universidades públicas para capacitarse.
“Nos pasó -recordó “Jojo”- cuando abrimos, teníamos todo en regla, pero en un momento se volvió insostenible porque por el cepo los números no nos dan. Le pagábamos a alguien y de la noche a la mañana era la mitad del dinero. Dijimos: ‘es cerrar o nos vamos’. Y nos fuimos”. Él es el único de los socios de Bigfoot que sigue afincado en Mar del Plata, ya que los demás se mudaron a España donde instalaron la empresa.
En cuanto a la capacitación, advirtió que “el mayor problema en esta industria es encontrar gente capacitada, porque como carrera el diseño de videojuegos está en universidades privadas y no resulta accesible para todos”. Y, con la intención de contrarrestar esa falencia, “Jojo” abrió su canal de You Tube para brindar tips a todos los interesados en crear videojuegos.
“Es verdad que faltan universidades públicas donde poder estudiar Diseño de Videojuegos -concedió Luciano- pero se están abriendo algunas, más allá de las escuelas privadas que existen que, es verdad, no son accesibles para todos”.
Actualmente se puede cursar en las universidades públicas de José C. Paz (en el municipio del conurbano), en la de Rafaela (Santa Fe) y en San Luis.